martes, 1 de febrero de 2011
El deseo
El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un tiempo en busca de las grietas o ranuras que le permitan filtrarse.Existe una forma de deseo, abstracta, desconcertante, que nos envuelve como un estado de ánimo.Anuncia que estamos listos para el deseo y sólo nos queda esperar, desplegadas las velas, que sople su viento. Es el deseo de desear.
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